miércoles, 6 de noviembre de 2013

Características del discurso televisivo.


·         Discurso fragmentario: La estructura funcional del discurso televisivo se caracteriza tanto por la continuidad de un discurso que parece no tener fin, como por su fragmentación. Las propias emisoras de televisión son las primeras en poner cuestionamiento a la autonomía de los programas que contienen, son constantemente fragmentados", además de la división de multitud de programas en capítulos, la indefinición temporal y temática de muchos programas que fluyen dentro de la programación, más que como unidades independientes, como parte de un todo que a su vez se fragmenta permanentemente, haciéndose referencias permanentes a otros programas.
·         Discurso intertextual: El discurso televisivo es ante todo intertextual. Cerezo (1994: 38) sostiene que "los personajes actores pasan de una cadena a otra; los motivos, temas, esquemas de programación, elementos estéticos se entrecruzan y se imitan unos a otros". Por ello, en la televisión comercial tradicional, la libertad y abundancia de canales no es garantía de diversidad, sino que a veces produce el efecto contrario: la monotonía y la uniformidad, provocada por esta intertextualidad del discurso.
·         Discurso heterogéneo: La complejidad de la televisión explica la  heterogeneidad de su discurso que viene dada por la diversidad de códigos, de  mensajes, de públicos y destinatarios, de ofertas y estilos... Sin embargo, este  discurso, dentro de su apariencia de heterogeneidad, esconde un mensaje poco  plural, en la medida en que la televisión "unifica, nivela y hace confluir en unos  mensajes característicos y fácilmente identificables y comprensibles para una gran  mayoría.
Mensaje Televisivo:
Las características básicas del medio televisivo que Porcher (1994: 24-38) señala, se centran básicamente en la:
·         Ubicuidad, su omnipresencia en la sociedad -llamada por Cazeneuve (1972) como la "sociedad de la ubicuidad"-.  Apunta Porcher (1994:26) que "la televisión se basa en una movilización constante de la vista y el oído como vehículos de conexión con el mundo", por lo que la educación en televisión ha de comenzar en una educación de la percepción para captar esa penetración constante del medio.
·         Caducidad, pues el mensaje es efímero y las imágenes consumidas conducen a la "nada". Aún así el mensaje deja estelas de fuerte impacto.
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La televisión y sus mensajes siempre están presentes en lo que decimos o dejamos de decir, en lo que pensamos, en lo que hacemos, en cómo nos entretenemos, en cómo nos relacionamos con los demás, e inclusive, en cómo soñamos. Es como un "ecosistema" social y cultural, al que todos estamos vinculados, por el hecho sólo de ser partícipes de esta cultura, aunque no seamos asiduos a la pantalla



Mariel García García 

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