·
Discurso
fragmentario: La estructura funcional del discurso televisivo se caracteriza
tanto por la continuidad de un discurso que parece no tener fin, como por su
fragmentación. Las propias emisoras de televisión son las primeras en poner cuestionamiento
a la autonomía de los programas que contienen, son constantemente
fragmentados", además de la división de multitud de programas en
capítulos, la indefinición temporal y temática de muchos programas que fluyen
dentro de la programación, más que como unidades independientes, como parte de
un todo que a su vez se fragmenta permanentemente, haciéndose referencias
permanentes a otros programas.
·
Discurso
intertextual: El discurso televisivo es ante todo intertextual. Cerezo (1994:
38) sostiene que "los personajes actores pasan de una cadena a otra; los
motivos, temas, esquemas de programación, elementos estéticos se entrecruzan y
se imitan unos a otros". Por ello, en la televisión comercial tradicional,
la libertad y abundancia de canales no es garantía de diversidad, sino que a
veces produce el efecto contrario: la monotonía y la uniformidad, provocada por
esta intertextualidad del discurso.
·
Discurso
heterogéneo: La complejidad de la televisión explica la heterogeneidad de su discurso que viene dada
por la diversidad de códigos, de
mensajes, de públicos y destinatarios, de ofertas y estilos... Sin
embargo, este discurso, dentro de su apariencia
de heterogeneidad, esconde un mensaje poco
plural, en la medida en que la televisión "unifica, nivela y hace
confluir en unos mensajes
característicos y fácilmente identificables y comprensibles para una gran mayoría.
Mensaje Televisivo:
Las
características básicas del medio televisivo que Porcher (1994: 24-38) señala,
se centran básicamente en la:
·
Ubicuidad, su
omnipresencia en la sociedad -llamada por Cazeneuve (1972) como la
"sociedad de la ubicuidad"-.
Apunta Porcher (1994:26) que "la televisión se basa en una
movilización constante de la vista y el oído como vehículos de conexión con el
mundo", por lo que la educación en televisión ha de comenzar en una
educación de la percepción para captar esa penetración constante del medio.
·
Caducidad,
pues el mensaje es efímero y las imágenes consumidas conducen a la "nada".
Aún así el mensaje deja estelas de fuerte impacto.
·
La televisión y sus mensajes siempre están
presentes en lo que decimos o dejamos de decir, en lo que pensamos, en lo que
hacemos, en cómo nos entretenemos, en cómo nos relacionamos con los demás, e inclusive,
en cómo soñamos. Es como un "ecosistema" social y cultural, al que
todos estamos vinculados, por el hecho sólo de ser partícipes de esta cultura,
aunque no seamos asiduos a la pantalla
Mariel
García García
No hay comentarios:
Publicar un comentario